sábado, 30 de junio de 2007

CINECLUB CERVANTES





Cine para ver cine para leer
LEER
Por: Jorge Correa
Este es el primer "boletín" de nuestro cine – club Cervantes, y no es que seamos boletas, sino que nos volvimos gomosos con esto del cine. Somos un puñado de amigos con el apoyo de la oficina de cultura y el programa de bibliotecas públicas de San Vicente. Hemos decidido crear el cine – club Cervantes recordando la antigua sala de cine "Teatro Cervantes", de propiedad de Ángel Miguel Ardila; sala desaparecida a mediados de los ochenta y que para las generaciones que crecieron después, no es ni siquiera un recuerdo. No tuvieron la dicha de ir a matinée, de llevar la novia a cine de siete los fines de semana, eso si, para ver cine mexicano o cine gringo; pero cine al fin y al cabo. Nuestro lema es "Cine para ver, cine para leer" por que pretendemos hacer con los jóvenes y con los niños una aproximación al cine-arte como expresión de análisis de propuestas estéticas-visuales y realidades políticas; por que el cine nos ofrece todo un abanico de posibilidades, y permite ver lo que cotidianamente no vemos aunque esté a nuestro alrededor. El lenguaje del cine nombra lo innombrable nos ofrece un recorrido no convencional a través de mundos y culturas diversas.







Una crónica
Por: Giovanny Díaz





A nosotros quien nos invitó fue la profe, la de matemáticas, la pecosita que por unos minutos dejó a un lado los triángulos y las hipotenusas para invitarnos a ver película o mejor dicho, dique invitarnos a un cine. A pesar de lo novedoso del plan y que la invitación la hizo un profesor, a nosotros el cuento no nos resultaba del todo desagradable, por el contrario lo concebíamos como algo muy atractivo, una buena oportunidad para abandonar lo cotidiano, después de todo era un buen pretexto para escaparse del aburrimiento de la casa. Quien sabe si a lo mejor el cuento del cine terminaba gustándonos. Así que no fue para nada difícil ponernos de cuerdo. A las cinco. Decidimos todos, y si nos sentíamos aburridos nos iríamos al atrio a pasar el desparche, es mas, para darle un toque más citadino quedamos en llevar crispetas, después de todo así vimos que se hacia en televisión. Aunque no era la primera vez que visitábamos el teatro, si era la primera vez que lo hacíamos para ver cine. Daba la impresión de que el teatro al fin cumplía la función para la que fue creado. Sillas a la derecha, sillas a la izquierda, en el centro un video bean esperando ser utilizado, las luces apagadas, un público ahogado en sus propios murmullos, un par de sardinas que mientras se ríen caminan a tientas por el pasillo. Era toda una sala en un pueblo pequeño, al menos esa fue nuestra impresión. Para sentarnos escogimos la parte de atrás, por supuesto la fila derecha, por que a la izquierda estaban los pelados del Camilo quienes al igual que nosotros se anunciaban en grupo por si alguien quería montarla, al fin que tenemos nuestro pique. Al fin alguien se levanto en la penumbra, creo que dijo su nombre, anunció la película y habló un poco de ella, repartió unas cuantas reseñas, mencionó al director y el país de origen. Después solo habló de cineclub, dijo que se llamaba "Cervantes", habló del pasado para justificar el nombre, dijo que esto era entre amigos y que sería todos los viernes. La verdad a estas alturas el cuento sonaba muy interesante, todos queríamos que empezara la película, queríamos ver el paisaje, el muerto y el dolor que produce su ausencia, la soledad y el deseo, y sobre todo queríamos distraernos un poco, creo alguien se levanto de su puesto, una última visita al baño antes que iniciara la acción. La película fue mas allá de nuestras expectativas y el recuerdo alcanzó para mucho más que el instante de su proyección. Casi todos estuvimos atentos, y los que no, lo hicieron por ocuparse de una conquista o algo por el estilo. Al final uno que otro comentario sobre la película, sobre las diversas lecturas que se le pueden dar al cine, quedamos invitados para el viernes y sin discutir nada decidimos que volveríamos de nuevo. La despedida fue lenta, de uno en uno pero sin abandonar la seguridad del grupo fuimos abandonando el teatro. Aunque no estábamos desparchados nos fuimos pasar por el atrio, donde seguramente ya no estaríamos tan seguros.

No hay comentarios: